jueves, 21 de agosto de 2014

Laura Rodríguez: “En una discusión la apropiadora pidió llorando a Pablo que no fuera a Abuelas”

La segunda audiencia del juicio por la apropiación de Pablo Gaona Miranda contó con los testimonios de María Laura Rodríguez, del equipo de Presentación Espontánea de Abuelas de Plaza de Mayo; de Mariana Sulkes, quien en 2012 trabajaba en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi); de Belén Rodríguez Cardozo, directora del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), quien declaró junto a otras tres profesionales de ese organismo; y de Verónica Almada, del Ministerio de Defensa.
En esta audiencia se logró reconstruir cómo fue el proceso de restitución de identidad de Pablo, desde que fue recibido con dudas en Abuelas y derivado con urgencia a la Conadi, hasta que se logró la extracción de sangre y se arribó a la conclusión científica de que su perfil genético incluía con el de la familia Gaona Miranda en un 99,99999 por ciento.

EL TESTIMONIO DE MARÍA LAURA RODRÍGUEZ
María Laura Rodríguez trabaja desde hace 9 años en el área de Presentación Espontánea de Abuelas de Plaza de Mayo y fue quien recibió a Pablo Javier Gaona Miranda en la institución cuando planteó las dudas que tenía sobre su identidad.
En su declaración ante el TOF 5 explicó que el área atiende un promedio de 500 personas por año, y que en este tiempo ella personalmente atendió más o menos a la mitad. Y amplió: “Los jóvenes se acercan para resolver el tema de su origen biológico. La diferencia más grande está entre quienes sospechan que son hijos de desaparecidos y los que no. Fundamentalmente los acerca a Abuelas saber si son hijos de desaparecidos.
Se contactan por mail o teléfono y luego los atendemos personalmente. Les preguntamos en qué fundan sus dudas. Tratamos de que la entrevista sea cómoda. Ese relato lo ordenamos y extraemos la información más pertinente. Se completa un cuestionario y se firma un acta para enviar a la Conadi. También se fotocopia documentación”.
Ese formulario tiene datos duros sobre la persona, como nombre, apellido, datos de contacto, nombre de personas que lo criaron, ocupación de ellos, cuánto tiempo de vida tenía en la primera foto suya que le mostraron, vínculos de la familia con las fuerzas, cómo fue el parto, datos del nacimiento, como el peso, etcétera. “Todos los campos son relevantes. Lo que priorizamos tiene que ver con lo que sale del relato sobre sus dudas y lo que sabe respecto de su origen. Por ejemplo, quién lo entrega. Y algo que por la experiencia hipotetizamos, que es que los padrinos y madrinas tienen una relación importante con la entrega de ese bebé”.
En junio de 2012, Laura atendió a Pablo en Abuelas. Al respecto, contó cómo fueron los primeros contactos con él: “Pablo llamó por teléfono. Nosotros tenemos la agenda muy ocupada y recuerdo que justo cuando llamó alguien había cancelado su turno y le dimos entrevista para ese mismo día o el siguiente. Eso fue importante porque Pablo estaba muy nervioso. Él había escrito un mail un año antes pero no se había animado a llamar. Pablo dijo que había sido importante que lo atendiéramos en el momento”.
Además, detalló: “Fue la entrevista más difícil que hice. Estaba muy nervioso, tenso. No se soltaba a hablar mucho, me contó que le había salido una alergia en esa semana. Dijo que no había hablado con nadie de sus dudas o sospechas de ser hijo de desaparecidos. Eso me llamó la atención porque es un tema re duro y difícil de llevar solo”.
En el encuentro, Pablo contó que “había sido criado con dos hermanas, que a los tres les habían dicho que habían sido traídos de Misiones”. Luego, Laura explicó que en la entrevista detalló cómo comenzaron sus dudas: “Él confió en ese relato hasta aproximadamente el año 2001. En esos años, entra al Colegio Militar. Esto lo mencionó en relación a una crisis que había tenido. Ahí empezó a preguntarse la posibilidad de ser hijo de desaparecidos. En 2008, estaba mal y en una discusión con la mujer que lo crió le plantea que estaba sospechando que podía ser hijo de desaparecidos y que iba a ir a Abuelas. Ella se larga a llorar y le dice que no vaya porque ella también pensaba eso y podían ser detenidos. Lo había entregado un primo que era militar. Eso le dijo la mujer que lo crió. Me parece que en esa discusión se entera que lo entregó él. Cuando le pregunté por el padrino, me dijo que era esta persona. Le pregunté también, y puso cara de desconcierto, si después de esa discusión la relación había cambiado y me dijo que sí, que lo trataban mejor. Todo esto me dio la pauta de que podía ser hijo de desaparecidos”.
Ante esta situación, Laura llamó directamente a la Conadi. En ese momento -narró- los formularios se enviaban a ese organismo del Estado cada 20 días. “Esto creo que fue un viernes y el lunes siguiente llamé a Conadi para que le dieran un turno rápido para analizarse”. Al respecto, puntualizó: “En el formulario dice ‘analizar’, con mayúscula. Es la primera vez que pongo en una entrevista eso. Para que se visualice bien, es un destacado. Al día siguiente hábil llamé a Conadi, dije que iba a mandar unos papeles y expliqué la prioridad que había que darle al caso. El llamado y este pedido de que se haga rápido no lo hago siempre, era la primera vez. Me atiende Mariana Sulkes y comentamos el caso. Recuerdo que ella decía '¿pero es hijo de desaparecidos?'. Le expliqué que lo suponía pero que no podía confirmarlo sin el análisis. Creo que esa misma tarde le dieron el turno para analizarse a los dos días”.
En la entrevista, Laura le planteó a Pablo lo que les dice a todos: que estadísticamente es baja la probabilidad de que sea hijo de desaparecidos.  “Él estaba muy seguro de ser hijo de desaparecidos. Le expliqué que íbamos a mandar los papeles a Conadi y que desde ahí lo iban a llamar para darle un turno para el análisis".
Para concluir, contó que el día que recibió la noticia del resultado Pablo fue a Abuelas. “He hablado en dos o tres ocasiones o en alguna oportunidad chateamos. Él estaba mucho mejor. Este Pablo que atendí en la entrevista y estaba tan tenso era otro, estaba más abierto y tranquilo. Y eso lo decía, y que se animaba a hacer cosas”.


EL TESTIMONIO DE MARIANA SULKES
Por videoconferencia desde Bariloche, declaró también Mariana Sulkes, quien trabajaba en Presentación Espontánea (PE) de Conadi en el momento en que Pablo recuperó su identidad. 
Sobre su caso, declaró: “En ese momento en el área de PE yo estaba encargada de organizar la agenda de turnos en el BNDG y de dar el resultado a quienes no son hijos de desaparecidos. En función de esa tarea recibo un llamado de PE de Abuelas en el que me comentan que habían hecho una entrevista con Pablo y que ameritaba un examen lo más rápido posible. En el caso de Pablo, por los datos que él había aportado a la entrevista, él comentaba que la persona de crianza le había contado que era hijo de desaparecidos y que lo había entregado un padrino. El primer paso para ese legajo fue el análisis, luego se pidió documentación. Laura durante la entrevista le hace firmar a Pablo el acta que acepta la intervención de Conadi”.
Luego, Mariana explicó que lo llamó a Pablo y le comentó del análisis que debía hacer en el BNDG. “Él pidió que fuera esa semana y le dieron turno para el 4 de julio”, concluyó.


EL TESTIMONIO DE BELÉN RODRÍGUEZ CARDOZO
Luego de leer el informe del BNDG y explicar cuestiones técnicas sobre los análisis y las compatibilidades genéticas, Belén Rodríguez Cardozo ofreció una definición contundente: “En este caso había una familia altamente completa por lo que teníamos mucha información para reconstruir al padre desaparecido. Se arribó a un 99,99999 por ciento. No hay margen de error”.


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